Palabras en el CAMINO

RepositorioPaisaje del Camino francés, de Sarria a Santiago de una semana repleta de experiencias, buenas en su mayoría, soprendentes, y llena de palabras de las que dejo una pequeña selección en textos e imágenes.

 

REFLEXIÓN

Esperando en Lugo. ECatedral Santa María - Lugon breve cojo el autobús a Sarria, punto de partida de mi peregrinaje. Ahora comienza El Camino, pero previamente, he querido darme un pequeño homenaje. Sin mochila a cuestas (en la estación hay consignas) he visitado el casco antiguo de Lugo. La catedral de Santa María, la plaza Do Campo, el Concello, la rua San Pedro, la rua Nova… son algunas de mis paradas.

Un paseo agradable para acostumbrar mis pies al nuevo calzado. Le sigue una parada en uno de sus muchos bares para beber y picar algo. Mi sorpresa ha sido encontrarme una ciudad vacía. Aquí, la hora del almuerzo se hace a la antigua: comercios cerrados, calles en silencio y bares abiertos pero sin apenas clientes.

Pese a todo, pienso que es una buena estampa para dar inicio a lo que dicen es el viaje propio para encontrarse a uno mismo. Yo no sé si me encontraré o no, tampoco es mi principal objetivo. Lo que busco es desconectar, REFLEXIONAR, caminar y, al menos, no perderme más de lo que (en según que momentos) creo que estoy.

Llega el momento del segundo autobús de la jornada y el último por unos días.

MOCHILA

Deprimera etapaspués de un buen desayuno, tomo la cuesta de salida con la única compañía de mi bastón y mi MOCHILA.

Desde que conocí al ‘cojo de El Camino’, mi preocupación por soportar la mochila sin llegar a lesionarme la espalda o mis piernas se acrecientan. Definitivamente, me he cargado demasiado… pero puedo con ella, otra cosa es si aguantaré los más de 20 km. que me esperan.

Las primeras dos horas y medias de la jornada, las hago del tirón. ¡Qué goce, qué vistas, qué tiempo! Hay peregrinos, pero paso sola la mayor parte del recorrido y muy a gusto.

Llega el momento de la parada de avituallamiento. Dudo si quitarme la mochila ante la duda de si podré volver a cargar con ella a la espalda. Plátano, agua y lista… comienza la segunda parte. Veo a los peregrinos animados, ha salido el sol y está en todo su esplendor y el verde del paisaje coge unas tonalidades que embellecen el recorrido aún más. La espalda no me duele, eso sí los riñones me pesan, pero con tal estampa, me activo y tiró sin más.

señalesAl rato y sin darme cuenta estoy a punto de llegar a mi siguiente destino. No sé si será por ser de las primeras etapas o es que tengo más resistencia de la que pensaba, y aunque a mi llegada estoy cansada, no voy a negarlo,  descargarme del gran petate ha sido un placer. No hay dolor, no hay ampollas… Esperamos a ver qué sucederá mañana.

Portomarín

SOLITARIO

Después de varios días, estoy convencida al 100 % de que se puede repetir El Camino tantas veces como uno quiera pero al menos una, una vez se ha de hacer en SOLITARIO.

restos del CaminoVuelve a sonar el despertador, aunque tampoco es que sea necesario, ya que los pocos peregrinos que hay, están tan motivados que pierden el norte y se alzan de la cama a partir de las 6:00 horas de la mañana. No merece la pena remolonear, así que preparo mi puesta en marcha.

Toca etapa larga y de las difíciles, la que más. La mochila va pesando menos, pero la espalda duele más. Cojo fuerzas en un bar de peregrinos: café y una buena barrita de tomate reaviva a un muerto. Empiezo a charlas con la propietaria, una bilbaína de Santurce, que hace unos años hizo El Camino y decidió quedarse (no me extraña ;). Me aconseja sobre la etapa que me espera y, como es de rigor, tras sellar, me desea buen camino.

Mi primpaisaje del Caminoer pensamiento de la etapa es «por favor, que no haya mucha carretera», ya he sufrido ese tipo de jornadas y no reconforta tanto como caminar en pleno monte, obvio. Mis plegarias son escuchadas, he disfrutado de una etapa de pleno bosque con bastantes subidas y bajadas que dificultan seguir el ritmo, pero lo mejor ha sido sin duda no encontrarme con ningún peregrino.

El tiempo, además, ha vuelto a acompañar: nublado pero con temperatura agradable. Hoy sí que sin acompañantes a la vista, me ha dado por pensar. Sin darme cuenta, he empezado a hacer dinámicas que me había aconsejado una amiga habitual de estas rutas y ahí estaba yo, paso a paso preguntándome a mí misma preguntas de las que consideramos profundas, las que son  difíciles de contestar.

No es que sea la primera vez que me planteo quién soy, qué me da miedo de verdad, qué busco, cómo quiero estar en unos años, pero sí ha sido la primera vez que he sabido responderme con cierto aliento liberizador.

Ir en solitario es lo que tiene. Solo contigo mismo, una circunstancia que no siempre gusta, pero que cuando te pasa y más de forma voluntaria, te revive.

He decidido hacer dos paradas, pero a mitad de camino, las cuestas arriba se han hecho bastante duras y en solitario aún más, pero aunque he de reconocer que ha habido un rato que lo he sufrido de más, al llegar a mi destino, me he sentido FELIZ yo SOLA.

paisaje del camino

 

 

 

 

FELICIDAD

Pasan los días y ya noto el cansancio, cierto dolor pero también paisajes del Caminocierta paz. Retirada en pleno campo, he pasado de buscar albergue en el próximo pueblo, creo que es la mejor estampa para poner fin a un día espiritual, cuya única compañía han sido las vistas, mis conversaciones conmigo mismas y mis sufrimientos. Un final de etapa repleto de FELICIDAD pese a todo y con la gran recompensa de degustar la mejor empanada de estos días, un rico pulpo y acompañada, como no, por una fresca Estrella Galicia.

final del Camino

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